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Necesario un pacto entre nicolaitas para construir un mejor futuro para la UMSNH

*Gerardo Sánchez Díaz, Orador Oficial del XCXIX Aniversario de la Casa de Hidalgo, invita a sindicatos, alumnos y autoridades a trabajar en ello, para terminar con la paralización de sus funciones sustantivas.

Morelia, Mich.- Un exhorto a la comunidad nicolaita, así como a los actores del Poder Legislativo y Ejecutivo, a trabajar por la suficiencia presupuestaria, las reformas a la Ley Orgánica y los acuerdos necesarios para consolidar hoy, como hace 99 años, a la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, como la institución educativa que ha sido punta de lanza para el desarrollo social y económico del Estado y el país.

El investigador Gerardo Sánchez Díaz, orador oficial de la ceremonia de aniversario, llevada a cabo en la Escuela Preparatoria “Ing. Pascual Ortiz Rubio”, enlazó en su remembranza histórica de la Institución, con los hechos que en el presente parecieran poner en crisis a la Casa de Hidalgo, por lo que convocó a un pacto para construir un mejor futuro para la Institución.

Sánchez Díaz inició su discurso recordando al ex rector de la Máxima Casa de Estudios, doctor Ignacio Chávez, en noviembre de 1971, durante un mensaje a la Facultad de Medicina en la que subraya que “ser un alumno de la Universidad Michoacana es un derecho reservado para aquellos jóvenes que estén capacitados para ello, ya que la Casa de Hidalgo no es una fábrica de profesionales incapaces de rendir el servicio que el pueblo necesita, paga y merece”.

En presencia del rector Medardo Serna González, los secretarios General, Salvador García Espinosa y Administrativo, Jaime Espino Valencia, respectivamente, así como del director general de Desarrollo e Investigación Educativa de la Secretaría de Educación Orépani García Rodríguez; y Miguel López Miranda, en representación del gobierno Federal, además del secretario general del Sindicato de Profesores de la Universidad Michoacana, Gaudencio Anaya Sánchez, rememoró las dificultades por las que atravesó la Universidad Michoacana, desde su fundación, mismas que se debieron por lo general a intereses económicos y políticos, ajenos a la vocación académica de la Institución, como en el caso del primer rector de la Casa de Estudios, nombrado por el entonces gobernador del Estado, Pascual Ortiz Rubio, Agustín Aragón, quien en el inicio de su trabajo para perfilar una universidad acorde al momento histórico postrevolucionario, no pudo concretar su encomienda.

En esos momentos, las autoridades legislativas no vislumbraban la importancia de la creación de una Universidad, se dudaba la existencia de profesionistas que pudieran impartir clases en ella, además de atender las nuevas formas de enseñanza; además de la existencia de los recursos suficientes para mantenerla en pie.

El segundo rector, Alberto Oviedo Mota, emprendió las primeras acciones para echar a andar a la Casa de Hidalgo, instituyó el primer Consejo Universitario, órgano de dirección que sesionó por primera vez con la presencia del gobernador el 1 de diciembre de 1918. Durante su discurso definió a la Casa de Estudios como una entidad viva, pensante, actuante, capaz de imprimir un rumo en la enseñanza especial en todas sus escuelas.

Ya desde entonces hubo quienes desde la oscuridad fraguaron la toma de edificios para interrumpir las funciones administrativas para obtener mediante chantajes, recursos económicos y posiciones políticas dentro de la Universidad, comentó el historiador, pese a que este rector buscó un nuevo modelo de educación superior, integró comisiones para diseñar planes y programas de estudio y perfilar la vida universitaria dentro de la sociedad michoacana posrevolucionaria.

Tanto entonces como ahora, reflexionó el orador oficial, la forma de rechazar estas actitudes es a través de la enseñanza de calidad, quehacer sustantivo de toda universidad, en el ejercicio de libertad de pensamiento.

Deben dejarse atrás los fantasmas de la reacción violenta, de esa tradición perversa, vergonzante y hasta criminal, que es la que los universitarios de hoy debemos desterrar con la fuerza de la razón, porque en realidad los enemigos de la Universidad han estado siempre en su seno, con un actuar que responde a intereses particulares y de poder, utilizando los espacios universitarios como campos de batalla en busca del poder, acotó.

Gerardo Sánchez fue enfático al señalar que hoy no basta con pedir a los integrantes de ese linaje de perversos que saquen las manos de los reclamos de ingreso a las aulas, justos o no, sino que las acciones deben tender a cortar los hilos que permiten que esas conductas que tanto han dañado a la Universidad, dejen de existir.

Ex rectores de la Casa de Estudios como Fernando Juárez Aranda, Cuauhtémoc Olmedo Ortiz, Leonel Muñoz Muñoz, Jaime Hernández Díaz y José Gerardo Tinoco Ruiz, escucharon con atención este recuento de las vicisitudes frente a las cuales siempre a través del diálogo y la inteligencia, la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo ha sabido salir avante, a través de la historia del país, que de manera paralela pasó por la Guerra de Independencia, la Revolución y el México posrevolucionario, aportando siempre el factor de formación humana de nuevas generaciones de michoacanos que al paso del tiempo quedaron en la historia como investigadores destacados, catedráticos, legisladores y servidores públicos.

Los integrantes del Honorable Consejo Universitario, profesores y alumnos nicolaitas, además de los 251 alumnos con mejores promedios obtenidos durante el último ciclo escolar acompañados de sus familiares, quienes se hicieron acreedores al Premio Padre de la Patria, fueron testigos de esta importante reflexión en la cual el investigador en Historia, Gerardo Sánchez Díaz detalló el momento histórico de la formulación de la primera Ley Orgánica de la Universidad, que no se vio exenta de polémicas en cada ocasión que resultó modificada; la creación de los institutos de investigación, el aumento de matrícula que pasó de mil 500 alumnos hace 99 años, a 55 mil en la actualidad.

La conformación del primer Consejo Universitario, el aumento del perfil académico de los docentes nicolaitas, así como la fundación de los dos sindicatos de la Casa de Hidalgo, fueron parte de la historia de la Casa de Hidalgo, acontecimientos ocurridos en medio de una sociedad que buscaba sus propios caminos de democracia y desarrollo, etapas de transición histórica para México.

Siendo gobernador Francisco J. Múgica, fue nombrado a los 23 años de edad como rector el doctor   Ignacio Chávez, quien reorganizó la institución en el marco de los lineamientos marcados del proceso revolucionario en el país, sin embargo ante la propuesta de una Nueva Ley Orgánica, el doctor se vio obligado a dimitir.

Durante los primeros seis rectorados, pese a la efervescencia de la vida política del país, la academia e investigación en la Casa de Hidalgo dio sus primeros frutos, mencionó el orador, el descubrimiento del treponema causante del Mal de Pinto; el dictamen técnico y jurídico del laudo laboral que permitió al presidente Lázaro Cárdenas del Río ejercer el derecho de la nación a rescatar su industria petrolera en 1938. La fundación del Instituto Politécnico Nacional y las instituciones de seguridad social para los  trabajadores también nacieron del pensamiento nicolaita.

Bajo el rectorado de Manuel Martínez Báez, nacieron las primeras escuelas de la Universidad en varios municipios como normales regionales para formar los profesores de instrucción básica, tan indispensables para los michoacanos de la época en Zamora, Uruapan, Tacámbaro, Puruándiro y Ciudad Hidalgo, cuya corta vida dejó la experiencia de la posibilidad de realizar extensiones universitarias, hoy vigentes en las Unidades Profesionales y nodos de Educación a Distancia.

En un paralelismo con la vinculación y servicio social que brinda la Universidad Michoacana hoy en día, esta acción se remonta a 1926, cuando el rector Jesús Díaz  Barriga organizó brigadas estudiantiles de alumnos de Medicina que recorrieron la geografía estatal para promover campañas de vacunación, orientar en materia de higiene y alimentación.

En esta época también se instituyeron los primeros programas de becas para alumnos de escasos recursos y se fundaron las casas del estudiante nicolaita y normalistas, sostenidas con presupuesto universitario y sujetas a rigurosos reglamentos que establecían los derechos y obligaciones de los moradores.

Gerardo Sánchez Díaz, externó el reclamo a aquellos políticos, legisladores y profesionistas de hoy que olvidan sus raíces nicolaitas y el beneficio que recibieron como moradores de Casas del Estudiante, actuando de manera oculta para desestabilizar la institución.

En 1933, la Ley Orgánica de la UMSNH sufrió una nueva reforma que incorporó nuevos lineamientos, objetivos y asignó con mayor claridad las funciones sustantivas de la Universidad: formar profesionistas, conservar y difundir la cultura promover la investigación científica y aportar a la solución de los problemas sociales y económicos del país.

En 1939 se aprobó otra Ley Orgánica qu declaró como socialista la educación superior en Michoacán. En eses tiempo, las aulas universitarias recibieron a destacados catedráticos que procedentes de Latinoamérica y España, encontraron asilo en las aulas nicolatias: Aníbal Ponce, Diego Rosado dela Espada, María Zambrano, Fernando de los Ríos, Manuel Martínez Aguilar y Petroso; Fernando de Buen, Alfonso Reyes, Samuel Ramos y Jaime Torres Bodet, entre otros, tuvieron eco en los muros de la Casa de Hidalgo.

También el suceso trágico ocurrido en los años 40 fue recordado por el historiador, época de claroscuros que se vio enriquecida por la entrega, por vez primera, de Doctorados Honoris Causa a científicos e intelectuales de la época.

En 1961, volvió a reformarse la ley Orgánica vigente de desde 1939, que impuso a la institución nuevas tareas, como al investigación científica estableciéndose la Coordinación y el Consejo de la Investigación Científica, así como al propuesta de creación de institutos de investigación en diversas ramas del conocimiento.

Dos años después, el gobierno reformó la ley Orgánica para mutilar en buena medida los principios progresistas de la anterior legislación y se removió de su cargo al rector Elí de Gortari, pera nombrar a Albero Bremauntz.

La represión sobre la autonomía universitaria prosiguió hasta que en 1966 se asesinó a un estudiante, a otros se les encarceló y desterró junto con sus profesores, entonces fue la ocupación militar de las instalaciones universitarias lo que causó heridas traumáticas[U1]  en la memoria de los universitarios, hoy difíciles de superar.

En ese escenario se celebraron los primeros 50 años de la Universidad Michoacana, ocasión en la que el rector Alberto Lozano Vázquez expresó a la comunidad universitaria la necesidad de unirse en torno a la cultura, la formación de profesionistas y la investigación científica con la única consigna posibles: la unidad de los nicolaitas y la indeclinable decisión del trabajo”, llamado que hoy a 99 años de su fundación sigue tan vigente como entonces, acotó.

Las últimas tres décadas del siglo XX, fueron de crecimiento y consolidación de la Casa de Estudios, rememoró el orador: apertura de posgrados, nuevas licenciaturas, institutos de investigación, certificación y acreditación de estudios. Construcción de infraestructura, nuevas bibliotecas, laboratorios y aulas, todo ello con el apoyo del gobierno del Estado y la Federación.

A esta época corresponde la construcción de ciudad Universitaria, el inicio de las funciones del Bachillerato Nicolaita y el apoyo externo a las actividades de investigación, primero desde la Secretaría de Educación Pública y posteriormente del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología.

Hoy, la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo celebra este 15 de octubre 99 años de historia como la primera Universidad Autónoma de México y de América Latina, ofreciendo estudios de educación superior a cerca de 55 mil estudiantes con 41 programas académicos de licenciatura, 68 posgrados, un sistema de bachillerato soportado por siete escuelas preparatorias, además de dos programas a nivel técnico.

Finalmente, Gerardo Sánchez, al dirigirse a los jóvenes estudiantes que recibieron por su excelencia en el desempeño académico el Premio Padre de la Patria, invocó a su espíritu universitario, para que junto con quienes han modelado a través de la historia de la Universidad Michoacana  el espíritu humanista propia del nicolaicismo, a ser mejores cada día y a fortalecer su preparación académica, ya que pronto, serán los responsables de conducir el futuro de la universidad y el destino de la nación, “la tormenta ya pasará, larga vida a la universidad”, concluyó.

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