Opinión

Contemplando la creación/P. Ángel Espino García

NINGUNA POBLACIÓN ECOLÓGICA PUEDE CRECER INDEFINIDAMENTE

“Soy libre como el sol cuando amanece, soy libre como el mar y como el ave que escapó de la prisión. Ahora soy libre para poder volar” (Nino Bravo)

1.- Cuenta San Alfonso de Ligorio que un niño estudió para ser abogado. Quería ser  un gran millonario. Al no avanzar en su economía, a pesar de sus injusticias, fue con el brujo quien le vendió una changuita que sabía hacer todos los quehaceres del hogar. Gustoso el abogado, llevó la mona a su casa, esperando cobrar al público por verla. Invitó al párroco del lugar para bendecir su despacho. Llegó el Sacerdote con su estola, el libro de oraciones y su agua bendita. Dijo el abogado al religioso: Padre, le voy a mostrar una maravilla que sabe hacer muchas cosas. Llamó a la changa varias veces, y al no venir, la buscaron por todos lados y la encontraron temblando en un rincón debajo de una cama. El Padre ordenó a la mona que dijera quién era. Contestó con una voz ronca y fea: yo soy satanás y vine por esta alma. Lo único que me detiene es que reza a diario a la Virgen María, pero tengo permiso de Dios que el día que no rece, lo voy a ahorcar y llevarme su alma al infierno. El Sacerdote hizo el exorcismo y la mona salió disparada como un cohete, dejando un agujero en la pared. Espantado el abogado, se arrepintió de su ambición, se confesó, iba a Misa cada día, y comenzó a ser honrado.

2.- ASÍ EN LA ECOLOGÍA. ¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero, si pierde su alma? ¿Con qué la podrá rescatar?, dice Jesucristo. Algunos que trabajan la madera saben respetar las reglas de la naturaleza, pero otros destruyen. Algunas empresas  devoran árboles y bosques día y noche. Se dejan llevar por la ambición como el abogado del relato. No señores. Hay que respetar las leyes de la naturaleza y dejar la voracidad. Hay que usar pero no abusar. No destrocemos los sistemas ecológicos ni las cadenas alimenticias. Ojalá reflexionemos y actuemos con fe, amor a Dios y al prójimo.

3.- LA VOZ DE LA IGLESIA.- El Papa Francisco en su encíclica sobre el medio ambiente nos habla de la injusticia planetaria. Dice: “El ambiente humano y el ambiente natural se degradan juntos, y no podemos afrontar adecuadamente la degradación ambiental si no prestamos atención a causas que tienen que ver con la degradación humana y social. El deterioro del ambiente y el de la sociedad afectan de un modo especial a los más débiles del planeta: Tanto la experiencia común de la vida ordinaria como la investigación científica demuestran que los más graves efectos de todas las agresiones ambientales los sufre la gente más pobre”. (Alabado seas # 48)

4.- NINGUNA POBLACIÓN EN LA ECOLOGÍA PUEDE CRECER INDEFINIDAMENTE.- Los recursos naturales son limitados, por la competencia que hay entre las diferentes especies para obtener dichos recursos. Las poblaciones difieren en factores como la distribución, la cantidad de organismos, la estructura de las edades y la densidad. La dinámica de poblaciones estudia cómo esas características se modifican en respuesta a los cambios en las condiciones ambientales, entre ellas, la temperatura, la presencia de organismos que transmiten enfermedades, las sustancias químicas dañinas, la disponibilidad de recursos y la llegada o desaparición de especies competidoras. Toda la creación es hermosa, pero los humanos por no vernos como buenos hermanos, la  quebrantamos. Nuestro Padre Dios todo lo hecho bien y nos ha construido y prestado la casa del planeta Tierra para vivir. Debemos cuidarla para pasarla en buenas condiciones a la siguiente generación. Ojalá que así sea. Si queremos, aún podemos corregir lo que anda mal. Bien dijo el escritor Jimmy Dean: “No podemos cambiar la dirección del viento, pero sí podemos ajustar las velas para llegar a buen destino”. ¡Evitemos incendios forestales y salvemos lo verde!

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