Opinión

Gracias a la vida

Por Gaby Soto

En el mes de enero al iniciar un año, todos nos hacemos grandes proyectos, unos en el ámbito laboral, otros en el cuidado físico, unos más en la salud, un nuevo trabajo, una nueva casa, un nuevo carro. Pero ahora que el caminar de la vida me ha dado tantas lecciones creo que lo más importante es la familia, el estar juntos, el volver a un inicio. Ustedes lectores  ¿recuerdan esas comidas familiares donde en casa comían hasta que llegaban todos?

En los últimos años las cosas han cambiado, nos hemos vuelto consumidores, competidores y la mayoría de las veces tiene que ver con cosas materiales. Yo regresaría el tiempo solamente para disfrutar más a mis tres hijos, preocuparme menos, vivir más. La vida me ha enseñado que las cosas más importantes no pueden comprarse con dinero. Aunque en los últimos años viví presionada por el pago de colegiaturas de universidades privadas para mis dos hijas. Creo que ya cumplí con ellas, solo me falta mi hijo y vivo dedicada a él y a mi esposo, un hombre bueno, optimista, inteligente, paciente, pero sobretodo visionario y con un gran sentido del humor.

Siendo joven camine con una mochila al hombre llena de sueños, hoy sigo soñando, creo que la vida es eso, ponerte metas y trabajar para cumplirlas, sin duda la más importante seguir siendo tan feliz como hasta ahora, disfrutando de las cosas que parecen simples, cotidianas, de un trabajo que requiere esfuerzo físico. En los últimos meses mi esposo, mi hijo y yo compartimos las tareas de trabajo, vemos televisión juntos, a veces disfrutamos de una caminata en el exterior de la casa, actividades que no tienen ningún costo pero que nos dejan un grato sabor de boca.

Me gustaría con mis reflexiones contagiarlos de esta pasión por vivir y sobretodo valorar, a quien tenemos a un lado, a quien camina con nosotros por el sendero llamado vida. Es grato despertar por las mañanas muy tempranito a preparar unas tortillas hechas a mano para nuestro lonche en un receso de trabajo, por lo regular no duermo tarde, al menos que tenga algún pendiente para redactar una nota. Los fines de semana son familiares, nos ponemos las tareas hogareñas más inimaginables, eso sí es raro faltar a misa. Cristo se ha convertido en un alimento en nuestras vidas, creo que nos ha tomado de la mano y se ha convertido en nuestro guía.

No hay una receta para vivir mejor, pero pretendo que mis grandes errores y mis pocos aciertos sirvan para que los que empiezan,  no se equivoquen tanto. Hoy volteo atrás y ya mis hijos crecieron, mi madre ya envejeció, ahora ella pasa los días esperando una llamada telefónica nuestra, y aunque estos últimos meses hemos estado lejos siempre estoy comunicándome con ella. Creo que todo buen hombre y buena mujer no olvidan su origen.

Apuesto junto a los y las mujeres de buena fe que buscan servir a los demás: en mi grupo de amigos los hay de todos colores y con ideologías distintas, así les aprecio y de la misma forma extiendo mi mano. Creo en la cabalidad de los buenos aliados, en la palabra empeñada, en las personas que no esconden la mirada y las que muestran humildad en un saludo. Creo en Michoacán un Estado privilegiado con grandes recursos naturales y humanos, apuesto a que transitemos a una sociedad distinta y mejor sí caminamos en la misma dirección.

Tengo tantas cosas que agradecer que no terminaría de enlistarlas, gracias vida… me has dado más de lo que merezco, gracias Dios por hacer en mí tu mejor obra, gracias Cristo por ser mi amigo, gracias por la bella familia que tú mi Dios me has dado.

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