Opinión

DEBEMOS CUIDAR LA BIODIVERSIDAD/P. Ángel Espino García

Contemplando la creación

1.- Cuentan que un jabalí se colocó al pie de un árbol y se dedicó a afilar sus duros colmillos. A mediodía se acercó una zorra y le preguntó por qué afilaba sus dientes si no tenía nada qué comer. El jabalí contestó: yo afilo mis armas cada día para cuando llegue una presa, no se me escape, y hoy  tú eres mi rico alimento. La zorra corrió, el jabalí la alcanzó, y con sus dientes filosos le quitó la vida, y muy a gusto la devoró.

2.- ASÍ EN LA TIERRA.- Aquellos tupidos y hermosos bosques de antaño, desaparecieron, quedando ahora pocos retazos. Algunos talleres y empresas madereras afilaron su maquinaria y sus motosierras e hicieron pedazos los bosques y selvas. En los mares, los buques pesqueros con grandes redes y armas hirieron y mataron ballenas, delfines y tiburones.  En los polos, los osos mueren de hambre, y los humanos en su ambición  y violencia, matan las focas a palos sin consideración.

3.-  LA VOZ DE LA IGLESIA.- Dice el Papa Francisco: “En este universo podemos descubrir innumerables formas de relación y participación. La fe nos permite interpretar el sentido y la belleza misteriosa de lo que acontece. La libertad humana puede hacer su aporte inteligente hacia una evolución positiva, pero también puede agregar nuevos males, nuevas causas de sufrimiento y verdaderos retrocesos. Por eso la acción de la Iglesia no sólo intenta recordar el deber de cuidar la naturaleza, sino que al mismo tiempo debe proteger al hombre contra la destrucción de sí mismo” (Laudato Si # 79)

4.- DEBEMOS PRESERVAR LA BIODIVERSIDAD.- En 1813 el ornitólogo John James vio en E.U. una parvada tan grande de palomas que tardó tres días en pasar y tan densa, que el sol se oscureció. La paloma viajera había sido la especie de aves más numerosa del mundo. En 1900 llegó su extinción por la tala de los bosques para construir granjas y pueblos. Su carne era muy rica, con sus plumas fabricaban almohadas y con sus huesos, abono. La cacería de palomas fue un gran negocio. En 1878 un cazador ganó 60,000 dólares, porque mató 3 millones en sus nidos cerca de Michigan. El 24 de marzo de 1900 un joven de Ohio mató la última paloma viajera conocida. El hombre es un destructor. ¡A dónde iremos a parar! Dice un dicho: “El cielo o el infierno lo comenzamos a vivir aquí en la tierra” Dios no quiere nuestro sufrimiento sino nuestra purificación.  ¡Salvemos lo verde!

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